
Qué tiene tu voz que agrede, que insiste, que martilla contra el hastío y las ganas de no ser; qué para distender mis labios, para amarlos con una sonrisa que se torna río, que busca sombra y con el salmón viaja a lo desconocido, que juega a sorprenderse entre rocas, en arena... Algo se mueve: sonrisa de labios. No es difícil saberlo, hay tanto por sanar...