8.11.2005
Mudanza*
A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos: un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula
que dejo en su lugara
unque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanzase disuelva como una fiebre,
como una costra que cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo
de ellos en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.
*Fabio Morábito
A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos: un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula
que dejo en su lugara
unque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanzase disuelva como una fiebre,
como una costra que cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo
de ellos en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver.
*Fabio Morábito
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