6.07.2006

El lunes estuve en la ciudad donde nací... es pequeña, atemporal. Después de una charla con la joven de hermosos labios, hice un alto en El Baratillo, una de las muchas plazuelas de Guanajuato. Ahí descubrí en el plumaje gris de las palomas que aún existen seres del tiempo de las hadas: los delata el sol y el movimiento casi aritmético de estas aves... ¿puede deberse a algo más el color tornasolado que escapa del gris de las palomas, del negro intenso del plumaje de los urracos? Quiero pensar que esos destellos son de las hadas que han logrado acompañarños hasta ahora, que así viven en las ciudades, cerca del humano...